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26/04/2022 | www.carlostaibo.com (26 de abril de 2022) |
Tres son, a mi entender y a vuelapluma, los rasgos principales del tratamiento que merece, en el grueso de nuestros medios de incomunicación, la guerra que se hace valer en Ucrania desde hace dos meses.
El primero de esos rasgos lo aporta una sórdida combinación en la que se dan cita los consensos cerrados, la censura, la manipulación y, con frecuencia, la xenofobia. Si en algún momento, inmediatamente después del inicio de la agresión militar rusa, se registró algún tipo de pluralismo en los debates, ese pluralismo ha ido remitiendo en provecho de un discurso monocorde que no admite las disensiones y, más aún, demoniza estas últimas. A su amparo no puede apreciarse otra cosa que un ejercicio pundonoroso de censura que invita a acallar aquellas voces que, en lugar singular, subrayan que las potencias occidentales tienen su responsabilidad en la gestación del conflicto presente. Quien se atreve a sugerir lo anterior es inmediatamente tildado de defensor de lo que significa, en todos los órdenes, la miseria de la Rusia putiniana. Para que nada falte, la propuesta de los medios se caracteriza por una manipulación asentada en un maniqueísmo extremo: aunque uno entienda que no puede juzgarse de la misma forma al agresor y al agredido, pareciera como si el ejército ruso fuese la fuente de todos los desmanes, de tal modo que del otro lado de la trinchera no hubiese sino un puntilloso respeto de las normas más exigentes en materia de guerra y [...] |
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